Graduación110UPR: Una doctora rebelde con causa
Por: IUPI al Día
La Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras le presenta al País su centésima décima clase graduanda con alrededor de tres mil nuevos profesionales; entre los que se encuentra la nueva doctora en psicología clínica Sully Ane Falcón Vega.
La doctora Falcón es natural de Comerío, pueblo que la vio crecer y desarrollarse. A pesar de que llevó una vida normal y se desarrolló en la corriente regular, Sully, sintió muchas diferencias en su recorrer. “Yo corría para arriba y para abajo con mis primos en los montes, como cualquier otro niño de nuestra edad. Cuando tenía cuatro años los médicos le recomendaron a mis padres que me matricularan en la escuela especializada para ciegos Loaiza Cordero, pero ellos decidieron experimentar en la corriente regular, donde resulté estudiante sobresaliente”.
Falcón Vega, describió como de inmediato y a tan corta edad comenzó su lucha de años. La limitación de recursos de la escuelas públicas, la falta de sensibilidad de sus pares y los retos del diario vivir. “Yo aprendí a escribir sin ver a la pizarra, copiaba todo lo que la maestra hablaba, aprendí a escribir escuchando”.
Sully Ane se considera como una rebelde, una rebelde por sus propias causas, luchadora y perseguidora incansable de sus sueños. “Yo no sabía que era ciega, no me enseñaron a usar el bastón, yo no lo reconocía, hasta la adolescencia creía que todos eran iguales”. Se percató de su condición de Charge Sindrome a los 12 años a pesar de que se lo diagnosticaron oficialmente a los 17.
En un juego con sus primas notó de que no veía, no pestañeaba ante los estímulos y fue ese el momento en el que se topó con su realidad: “yo no veo, pues voy a ver, voy a seguir como soy, no voy a ser ciega” aseguró que aseveró en ese momento. Ante la realidad quiso sobreponer su personalidad, carácter y estilo, siendo ella misma.
Entonces, comenzó a desarrollar estrategias para desenvolverse en un mundo que no estaba hecho para ciegos. En la escuela sus compañeros le dictaban lo que escribían para ella poder copiarlo, a otros ella le daba un papel carbón para hacerle copia de lo que escribían. Aseguró que siempre quiso ser una doctora, reconoció que iba a tener limitaciones con las matemáticas por lo que escogió como carrera su gran pasión que es el trabajo social.
“Muchos me dijeron que no lo podría hacer, pero desde pequeña dije que iba para la IUPI de Río Piedras, una maestra me trajo por primera vez y me la enseñó, me aprendí la IUPI como un mapa mental”. En el bachillerato entró a la corriente regular, pero las estrategias dejaron de funcionarle, todas fallaban, entonces empezó a conocer gente ciega. “Era otro mundo muy distinto me dio miedo, me sentía muy rechazada, me di cuenta de cuanto yo no veía, al poder compararme con gente como yo”. Comenzó una nueva realidad para ella, tuvo que comenzar a luchar por sobrevivir “tuve que aprender a ser ciega, pero no aprendí me quedé rebelde, íbamos a San Juan y podíamos estar toda la noche disfrutando de la luz de la luna”.
Superadas las pruebas del bachillerato, realizó una maestría en trabajo social enfocado en el manejo de la muerte de niños y adolescente en las familias. “Los padres no se preparan, ellos luchan hasta el final” indicó.
Ya en esa época, Sully decide adiestrarse para usar el bastón de orientación y movilidad “yo no confió en el bastón, mi papá es mi bastón, uno tiene el derecho de decidir cómo se siente más seguro, yo no desarrollé dependencia en nada”. En ese transcurso hizo amigos y describe que volvió al mundo de los “terrícolas”.
Sobre su doctorado, aseguró que ha sido uno de los procesos más difíciles de su vida; se tuvo que enfrentar a rechazos, a falta de recursos y falta de métodos de evaluación para personas ciegas. “Siempre hay un profesor que hace la diferencia y está disponible para trabajar con la población con necesidades especiales; uno no sabe cómo son las cosas y ellos están dispuestos a vivir eso conmigo”.
De esta experiencia se desprende su disertación doctoral Los profesionales del bastón blanco: La experiencia vivida por personas ciegas o ciegos legales sobre la búsqueda de empleo en Puerto Rico. “No es una realidad mía sino de todas las personas que entrevisté y muchas más, en Puerto Rico no hay oportunidades de empleo para ciegos. La barrera mayor con la que nos encontramos son la actitudes, piensan que no tenemos la capacidad cuando estamos hasta sobre cualificados”.
Al final de su carrera nuestra nueva egresada reflexiona “me paro en esta universidad y no puedo creer que ya sea doctora. La quiero seguir viendo como la estudiante que andaba por ahí”. Esta jerezana es además maestra de cuatro y tiple, canta en el coro de su iglesia y hace misiones de visita a ancianos.